El fin del sistema de cuotas lácteas en la Unión Europea (UE), previsto en 2015, puede agravar los problemas de competitividad de los productores europeos.
El ministro español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, advirtió de que el fin del sistema de cuotas lácteas en la Unión Europea (UE), previsto en 2015, puede agravar los problemas de competitividad de los productores europeos.
"Lamentablemente, me temo que la finalización del régimen de cuota láctea agrave todavía más la mermada competitividad del sector del sector productor lechero", indicó Arias Cañete en una intervención en un debate público que celebran los titulares de Agricultura de la UE, reunidos en un Consejo en Bruselas.
"Durante estos últimos meses España ha planteado la situación del sector lácteo, y seguimos la evolución con mucha preocupación", señaló el ministro español, que decidió hacer una alusión al sector lechero aunque este punto no figurase en la agenda del Consejo.
Esta misma semana, cerca de mil tractores y unas 3.500 personas tomaron durante dos días varias calles del barrio donde se ubican las instituciones de la UE en la capital belga para protestar por el encarecimiento de los piensos y la caída de los precios de la leche.
El comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, subrayó a los productores que aunque no se pueden encontrar soluciones inmediatas a los problemas existentes, está dispuesto a analizar "respuestas a largo plazo".
Arias Cañete también aseguró que España "no contempla un escenario sin cuotas de producción" de leche y azúcar más allá de 2015, cuando la Comisión Europea ha planteado retirarlas.
"Consideramos que ésta no es opción viable y que sus consecuencias pueden ser muy perjudiciales para el sector productor y transformador comunitario", puntualizó.
Abogó por "una transición suave para el sector hacia la liberalización del mercado" y "una prórroga del actual sistema de cuotas hasta 2020".
En el caso del azúcar, recordó que, tras la reforma del sector de 2006, en España la reestructuración ha supuesto el abandono de más del 50 % de las cuotas de azúcares e isoglucosa, y el cierre de siete de las doce fábricas que operaban.
