Los ácidos grasos Omega 3 y 6 son denominados esenciales ya que no son producidos en cantidades suficientes por el organismo humano, sino que deben ser incorporados mediante una adecuada alimentación.
Investigadores de la Universidad de Almería, pertenecientes al área de
Tecnología de los Alimentos, enriquecen el aceite de oliva con triglicéridos
estructurados que contienen ácidos grasos omega 3 y omega 6. Estos compuestos
poseen importantes propiedades preventivas ante múltiples patologías derivadas
de procesos inflamatorios, cáncer o depresión, entre otros.
Los ácidos grasos Omega 3 y 6 son denominados esenciales ya
que no son producidos en cantidades suficientes por el organismo humano, sino
que deben ser incorporados mediante una adecuada alimentación. Asimismo, se
designan ácidos de cadena larga, ya que están constituidos por 20 ó 22 átomos
de carbono, como por ejemplo el EPA, el DHA o el ARA, los cuales se extraen
principalmente del aceite de pescado y de ciertos microorganismos.
Según explica J. Luis Guil Guerrero, investigador responsable
de este proyecto, considerado de Excelencia por la Consejería de
Innovación, Ciencia y Empresa en la convocatoria de 2006 e incentivado con
127.000 euros, el pescado supone una fuente de obtención de estos ácidos no
renovable. Como alternativa, el equipo de Guil propuso utilizar los precursores
de dichos ácidos como complementos alimenticios. Sus precursores más eficientes
se diferencian de los ácidos omega 3 y 6 en el número de carbonos, ya que
presentan cadenas de 18 átomos. Entre ellos, destacan el ácido estearidónico y
el gamma-linolénico, los cuales proceden de semillas de algunas plantas
terrestres, como por ejemplo, la onagra (Oenothera biennis), la borraja (Borago
officinalis) y las viboreras (Echium spp.).
Asegurar la asimilación del organismo
Entre los logros alcanzados en este estudio, el cual ya ha
producido dos patentes y un gran número de publicaciones en revistas
científicas de elevado impacto, destaca el diseño de lípidos estructurados
mediante tecnologías limpias y mínimamente invasivas. Según José Luis Guil,
"en un aceite es tan importante o más la ubicación de los ácidos grasos
esenciales dentro de las moléculas que la cantidad existente de los
mismos". Los lípidos estructurados diseñados en la UAL poseen tres moléculas de
ácido grasos, y el trabajo se ha centrado en asegurar que el ácido graso
beneficioso se encuentre en la posición idónea con el fin de asegurar su
asimilación por el organismo.
Actualmente, este estudio se encuentran en su última fase
donde se está utilizando el aceite de oliva, aportado por la empresa Olivar del
Desierto, como vehículo natural de los triglicéridos estructurados
desarrollados en la UAL.
"Las cantidades diarias recomendadas son tan minúsculas que para su
ingesta debe utilizarse un excipiente como vehículo", explica Miguel Ángel
Rincón, investigador adscrito al proyecto.
Aceite de oliva enriquecido
La elección del aceite de oliva, rico en ácido oleico
(omega-9), como excipiente de los precursores omega-3 y omega-6 reviste
especial interés, ya que equilibra y complementa los distintos tipos de ácidos
grasos y, además, desempeña funciones nutricionales y fisiológicas vitales para
la salud. De tal forma, a los beneficios aportados por el propio aceite de
oliva se sumarán los derivados de los ácidos omega 3 y 6. Otra ventaja obtenida
por el uso de ácidos esenciales derivados de plantas terrestres es que se
encuentran libres de contaminación, ya que en la grasa procedente del pescado
se detectan ciertas concentraciones de metales pesados.
Además de estos trabajos relacionados con el aceite de
oliva, el equipo de investigación Química de Biomoléculas y Procesos
Alimentarios, posee otros contratos de colaboración con empresas para
desarrollar productos similares. Entre ellos, destaca la línea de trabajo en la
que están diseñando los lípidos de la leche maternizada.