Advierte del "escaso conocimiento" que hay en todo el mundo sobre los factores que causan la pérdida de las colonias de abejas.
La Coordinadora de Organizaciones de
Agricultores y Ganaderos (COAG) ha asegurado que factores como
las lluvias invernales y la inestabilidad primaveral han reducido la
campaña de miel y polen en un 50 y un 70 por ciento respecto a la
media de los últimos años, y la han dejado en "mínimos históricos".
COAG informa de que hasta junio se habían
producido apenas 15.000 toneladas de miel y, a la espera de conocer
los datos de las campañas de girasol, eucalipto y mieles de bosque,
que se cosechan a final de verano, las variedades más afectadas por
las "escasas horas de calor" han sido las de romero, azahar y mil
flores.
La organización agraria ha vinculado también estas cifras al
"síndrome de despoblamiento", que, a su juicio, sigue "haciendo
mella" en las explotaciones apícolas españolas, con una media de
mortandad que va de un 25 a un 30 por ciento anual.
No obstante, ha añadido que este año las pérdidas se verán
compensadas "en buena medida" por la menor presencia en las colmenas
del parásito "Varroa Destructor".
En este punto, el responsable del sector apícola de COAG, José
Luis González, ha opinado que las variables climáticas no son "por
sí solas" suficientes para que la producción se haya visto reducida
a la mitad.
Ha considerado que la proliferación de insecticidas sistémicos,
usados para en el tratamiento de semillas y para combatir plagas en
distintos cultivos, provoca "efectos adversos" en el sistema
nervioso de las abejas.
Ha subrayado que estas sustancias tienen una creciente influencia
en la desaparición de insectos polinizadores.
COAG ha advertido, además, del "escaso conocimiento" que hay en
todo el mundo sobre los factores que causan la pérdida de las
colonias de abejas, pero que se están elaborando estudios sobre la
contaminación de los colmenares con sustancias como la clotianidina,
el tiametoxam, el imidacloprid y el fipronil.
La Coordinadora ha alertado de que estos insecticidas sistémicos
dejan residuos en el néctar y el polen de los cultivos y que, bajo
sus efectos, las abejas pierden el sentido de la orientación y no
son capaces de regresar al colmenar.