Los hogares españoles consumieron el pasado mes de abril 141 millones de kilos de pan, un 10,3 por ciento menos que durante el mismo período de 2009.
El consumo de pan en el hogar sigue
cayendo en picado en España, víctima del cambio de las pautas del
consumo y la crisis económica, hasta situarse por debajo de los 40
kilos por persona y año, casi un 50 por ciento menos que a
principios de la década.
Los datos del sector, publicados por el Panel de Consumo del
Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), reflejan
que los hogares españoles consumieron el pasado mes de abril 141
millones de kilos de pan, un 10,3 por ciento menos que durante el
mismo período de 2009, y el gasto se situó en 330 millones de euros,
lo que supone un descenso del 12,6 por ciento
En un contexto económico difícil como el actual, la teoría dice
que el consumo alimentario se mantiene prácticamente invariable,
sobre todo en los productos considerados como "de primera
necesidad", entre los que tradicionalmente se incluye el pan.
Prueba de ello son los datos de 2009, cuando pese a la crisis,
los españoles consumieron un uno por ciento más de alimentos que
durante el año anterior aunque gastaron un dos por ciento menos.
Entonces, ¿cuáles son las razones que explican que los españoles
coman cada vez menos cantidad de pistolas, hogazas o "baguettes",
situándose a la cola de Europa en consumo per cápita?
"El pan, lejos de ser el elemento esencial que era antes, ha
pasado ahora a ser sólo un complemento que se consume con
determinados alimentos o en fin de semana", arguye el presidente de
la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (Ceopan),
Lorenzo Alonso.
El consumo de pan varía notablemente en función del tipo de
familia, ya que en los hogares de parejas jóvenes con niños se
consume una media de 22 kilos anuales por persona, mientras que en
los hogares con adultos esta cantidad se multiplica hasta alcanzar
los 56 kilos, según los datos del MARM.
Otro factor a tener en cuenta es el tamaño de la localidad donde
se reside -y por ende, el tipo de vida-, con una media de 51 kilos
por persona y año en los municipios de más de 2.000 habitantes y de
sólo 30 en las poblaciones de más de 500.000.
Alonso ha recordado que desde los años 70, cuando el consumo se
situaba en torno a los 85 kilos per cápita, "la tendencia es sólo
descendente; no ha habido ni un solo año desde entonces en que se
haya estabilizado, sólo bajar y bajar".
"Nuestro mayor enemigo ha sido la leyenda negra de que el pan
engorda; es la culpable de que el consumo haya decrecido de esta
manera y supone una etiqueta que no nos quitamos pese a que los
médicos corroboran que el pan es un elemento esencial en una dieta
equilibrada como la mediterránea", ha insistido.
Los datos muestran que el español consume, de media, unos 110
gramos de pan al día, lejos de los 250 recomendados por la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además del descenso en el consumo, el sector alerta del aumento
de la "competencia desleal" hacia las panaderías tradicionales en la
comercialización de sus productos, y apunta especialmente a los
establecimientos llamados "de conveniencia", buena parte de ellos
regentados por ciudadanos chinos.
"Tenemos fotografías en las que se ve el pan encima de una caja
de lejía, sin envasar, y las autoridades pasan olímpicamente pese a
que no cumplen con ningún tipo de legislación", ha denunciado
Alonso.
El cambio en las pautas de consumo también se ha visto reflejado
en un aumento de la cuota de mercado de las masas congeladas, que
ahora superan el 20 por ciento, mientras que el pan de molde posee
el ocho por ciento y las panaderías tradicionales, el 70 por ciento.
Para recuperar el terreno perdido, Alonso ha incidido en la
necesidad de que los fabricantes de pan "apuesten por el valor
añadido y busquen nuevos productos, haciendo menos barras normales y
más panes especiales, con más sabor, más fermentación y que atraigan
a diferentes paladares".
"Alemania ya lo ha hecho y es nuestro referente; sólo con
recuperar las 315 variedades de pan que tiene España ya tendríamos
suficiente, aportándole al cliente cosas nuevas, atractivas y que le
gusten más", ha insistido.
Según Ceopan, el sector de la panadería y la bollería lo
conforman en España 179.301 empresas, la gran mayoría (92 por
ciento) comercializadoras, que emplean a 336.811 trabajadores y
facturan al año 4.971 millones de euros.
A pesar del peso de este sector en la industria española, Alonso
ha subrayado que "si el consumo sigue bajando, sobrarán muchas
empresas", una amenaza que, en su opinión, puede hacerse realidad "a
corto plazo".
"Aún así, la administración tampoco está ayudándonos y nos ha
recortado a la mitad las ayudas dirigidas a formación", ha
denunciado el dirigente de Ceopan.
La solución pasa, según defiende el sector, por la recuperación
del pan como ingrediente habitual del menú tipo de los españoles, o
como ha apuntado Alonso, "en que los niños vuelvan a comer
bocadillos".