Este año, la fiesta de cierre de la campaña se ha retrasado casi un mes, debido a que las condiciones climáticas con que empezó la recogida de la fresa.
La campaña de la fresa de la
provincia de Huelva se ha cerrado oficialmente con una fiesta
multicultural en la empresa de Lepe Agromartín, una de las que más
inmigrantes acoge cada año para trabajar en sus instalaciones, con
una plantilla que roza los 700 trabajadores.
Este año, la fiesta de cierre de la campaña se ha retrasado casi
un mes, debido a que las condiciones climáticas con que empezó la
recogida de la fresa hicieron que la fruta no fuese excesivamente
rentable, de forma que ha habido que estirar la producción todo lo
posible, con la búsqueda de mercados poco habituales, como el
finlandés.
Autoridades de distintas administraciones, como el cónsul de
Marruecos en Andalucía, Mohamed Said Douelfakar; el subdelegado del
Gobierno en Huelva, Manuel Bago; y los alcaldes de Lepe y Cartaya,
Manuel Andrés González y José Antonio Millán, respectivamente, han
participado en la fiesta de cierre de campaña, junto a
representantes de diversas ONG y colectivos que colaboran con la
empresa durante todo el año.
José Antonio Martín, el gerente de la empresa, ha explicado
que esta fiesta "es la culminación de un año con mucho trabajo y
satisfacciones, y a la vez sirve para despedir a nuestros
trabajadores, que para mí son lo más importante de la empresa".
Martín, Medalla de Oro de la ciudad de Lepe por su labor en la
integración de las personas inmigrantes, asegura que no se pueden
dedicar "sólo a producir, sino que hay que tener en cuenta que
trabajamos con personas, que tienen sus inquietudes y costumbres, y
que vienen a un país distinto al suyo para trabajar y cambiar de
vida durante unos meses del año".
Entre esos inmigrantes, hay personas de Marruecos, Rumanía,
Polonia, Ecuador o Senegal o Argelia, que se han encargado de
organizar el almuerzo con platos típicos de sus países, por lo que
las tortillas de patatas españolas se han mezclado con platos como
el ceviche suramericano o el cuscús marroquí.
Agromartín, no obstante, no se ha librado de efectos colaterales
de la crisis este año, y el empresa ha trabajado con una plantilla
en su mayoría formada por españoles durante la plantación, algo
menos durante la recogida, ante la necesidad de aligerar las cifras
del paro local durante la campaña fresera, aunque la población
inmigrante ha vuelto a ser determinante en la empresa.