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La Consejería de Medio Ambiente ha concedido las ayudas destinadas a fomentar el desarrollo sostenible en las áreas de influencia socioeconómica de los espacios naturales de Doñana y Sierra Nevada. Estas subvenciones, por valor de 2,7 millones de euros, van dirigidas tanto a iniciativas públicas como privadas en estos enclaves protegidos para promover su desarrollo socioeconómico y la conservación de su patrimonio natural.

Los beneficiarios son ayuntamientos, entidades empresariales y empresarios autónomos, personas físicas, instituciones sin ánimo de lucro y comunidad de regantes, cuyo objetivo es emprender proyectos orientados a la conservación y restauración del medio natural y al fomento de actividades económicas relacionadas con la prestación de servicios, atención a los visitantes y turismo o comercialización de productos naturales y artesanales.

En el Espacio Natural de Sierra Nevada los beneficiarios son 89 en total, entre empresas y autónomos (18), personas físicas y entidades sin ánimo de lucro (17), comunidades de regantes (11) y ayuntamientos (44). En cuanto a las ayudas destinadas a este espacio protegido son más de 1,9 millones de euros para 90 proyectos en total.

Por su parte, en el Espacio Natural de Doñana los beneficiarios de estas subvenciones son 21 entre empresas y autónomos (7), personas físicas y entidades sin ánimo de lucro (6) y ayuntamientos (4). En total son más de 846.000 euros para 17 proyectos. Para la concesión de estas ayudas, la Consejería ha publicado en Boja una resolución -con fecha 28 de diciembre- en la que se recogen los beneficiarios de las mismas.

En la última convocatoria de estas ayudas se concedieron más de tres millones de euros a más de medio centenar de ayuntamientos, mancomunidades, empresas y particulares de estos espacios naturales. Las actuaciones que se han venido subvencionando han estado relacionadas con la modernización de las infraestructuras urbanas y rurales; proyectos de divulgación de los valores e importancia de los parques entre la población local y del entorno; actividades de formación y sensibilización en materia medioambiental; eliminación de impactos, tanto ambientales como culturales; preservación de prácticas y usos tradicionales que sean compatibles con los fines de los parques; y mantenimiento de las construcciones y arquitectura propias de la zona, especialmente aquellas que tienen un valor histórico-artístico.