La agrupación se llama ANSODIA y reúne a equipos de investigación y empresas procedentes de diez países de Europa y América Latina. El consorcio, cuya principal función será caracterizar y valorar la diversidad microbiana del suelo andino para apoyar producciones de cultivo sostenible, ha solicitado un ambicioso proyecto en el VII Programa Marco de la Unión Europea.
Clarisa Guerra
Siete países de la región andina (Chile, Colombia, Venezuela, Argentina, Ecuador, Perú y Bolivia) y otros tres europeos (Dinamarca, Inglaterra y España) han unido sus fuerzas en un nuevo consorcio llamado ANS
La Universidad de Sevilla, a través de su grupo de investigación Biotecnología de la interacción planta-microorganismos beneficiosos, del que el catedrático Manuel Megías es responsable, se encarga de coordinar este macroequipo formado por un total de once universidades, tres centros de investigación y cuatro empresas cuya principal función será gestionar las investigaciones sobre la diversidad microbiana del suelo andino y velar por una productividad sostenible.
A raíz de este consorcio, el grupo de investigación de la Hispalense ha solicitado en el VII Programa Marco un ambicioso proyecto para estudiar la biodiversidad de microorganismos que estén relacionados con la agricultura en la región andina. Concretamente se trata de un estudio relacionado con la judía o alubia (frijol), una leguminosa conocida como ¿la proteína del pobre¿ ya que actualmente da de comer a más de 500 millones de personas en los países en vías de desarrollo.
Investigación para el desarrollo
Con este proyecto se pretende obtener nuevas funciones génicas que puedan ser extrapoladas a nivel industrial o que proporcionen beneficios a la comunidad, como por ejemplo, incrementar el rendimiento de la producción de la judía, que en América Latina es hasta un 60% por debajo de la producción habitual en otros países con mayor desarrollo tecnológico. Manuel Megías achaca este bajo rendimiento a problemas de manejo agronómicos y de la fertilidad del suelo, por lo que insiste en la importancia de buscar genes que influyan sobre estos factores.
Además, añade: ¿Estudiar los suelos de la zona andina de una manera controlada unificará las pautas de investigación referente a este tema en la región completa, de manera que los resultados podrán ser comparables en todos los países¿. Hecho que desde el punto de vista metodológico resulta de gran interés al introducir una sistemática normalizada en las investigaciones de la biodiversidad de microorganismos de la zona".
Otros de los objetivos científicos que persigue este proyecto, es la creación de bancos de genes secuenciados que permitan la búsqueda de nuevas funciones (genes) que incrementen el valor añadido del proyecto, con finalidades aplicables a industrias como la del inoculante, agroalimentaria o farmacéutica. De esta manera pueden obtenerse beneficios mutuos, tanto científicos como comerciales, entre la Unión Europea y los países andinos.
El proyecto cumple, además, las premisas de la Cumbre de Río por la que Europa se compromete a proteger la biodiversidad de América Latina, así como a que la tecnología que se desarrolle en el continente americano sea explotada por él mismo, siendo por ello otro de los objetivos del proyecto la transferencia de tecnología desde Europa a América Latina. Manuel Megías afirma que se persigue primordialmente ¿que los pequeños agricultores aprendan a utilizar la tecnología que desarrollemos desde el consorcio para que se incrementen los rendimientos de los cultivos, enseñar a los agricultores al manejo y uso de nuevas herramientas y conseguir, gracias a la investigación, mejorar su situación, dado que la agricultura del frijol es una agricultura familiar y de mantenimiento del consumo interior del producto en la dieta diaria.¿ No hay que olvidar que la labor de estos investigadores, enfocada desde el punto de vista de la cooperación al desarrollo, es colaborar en posibilitar que millones de personas puedan tener acceso en su dieta a las proteínas de su ¿preciado frijol¿.
Antecedentes
Entre 2004 y 2007 el grupo de investigación de la Hispalense Biotecnología de la interacción planta-microorganismos beneficiosos ha participado en otro proyecto financiado por el VI Programa Marco denominado GRAIN LEGUMES. Éste aglutinó los estudios de centros de más de 16 países, entre los que se encontraban las Universidades de Sevilla y Córdoba. El objetivo principal pasaba por mejorar la calidad de las leguminosas, tanto para el consumo humano como para el animal, aumentar sus cultivos y hacerlas más tolerantes a diferentes estreses bióticos y abióticos. Así, investigadores de la Universidad de Sevilla descubrieron, en el marco de este estudio, genes que participan en la tolerancia de las leguminosas a suelos muy salinos.