AINIA
Centro Tecnológico
Hungría y Dinamarca fueron los primeros países en dar el
paso y establecer un impuesto a los productos que contengan grasas saturadas.
Ahora es en Gran Bretaña donde se está considerando esta posibilidad y muchos
países, entre ellos España, ha discutido esta medida. Pero, ¿sería realmente
efectiva?
España ha superado el 17% de obesidad en la población, y
esta tendencia se extiende a otros países europeos. Por ello, los gobiernos
quieren contrarrestar el gasto sanitario que implica, implementando un impuesto
sobre los alimentos que contengan demasiados azúcares o grasas saturadas.
También es importante saber que los Estados miembro de la UE están concienciados con esta
problemática y están abordando medidas para la lucha contra la enfermedad, por
lo que están políticas continuarán.
Así, la industria alimentaria tendrá que enfrentarse a esta
normativa y optar por una de las siguientes vías:
1. Pagar los impuestos y seguir produciendo los alimentos en
las mismas condiciones que lo hacen actualmente.
2. Modificar el porcentaje de esos componentes nutricionales
y de esa forma lograr un menor impacto económico de esas tasas.
3. Investigar en desarrollos y/o formulaciones alternativas
de sus productos para manteniendo las características organolépticas de los
mismos para lograr reducir la presencia de esos ingredientes.
Nuestra reflexión acerca de esta normativa
Desde nuestro punto de vista, la legislación alimentaria
debe estar centrada en el aseguramiento de las cuestiones inherentes a la
seguridad, calidad y todos los aspectos vinculados a la producción de
alimentos.
Entendemos que las cuestiones ligadas a la alimentación y
nutrición de la sociedad deben ser encauzadas a través de campañas informativas
y de concienciación, para ello una muy buena herramienta es el etiquetado de
los alimentos, por cuanto facilita la información más relevante para que los
consumidores puedan actuar con conocimiento de causa y alimentarse de manera
correcta.
Compartimos la visión de la Universidad de Alberta
(Canadá) expresada en el The Journal of Consumer Affairsen, reforzando la
tesis de que los etiquetados que advierten que un producto tiene, por ejemplo,
un alto contenido de grasas saturadas, son más efectivos que los impuestos a la
grasa.
También coincide con este punto de vista la Food and Drink Europe, al
considerar que estas que estas medidas atacan injustamente a ciertos tipos de
alimentos a pesar de que deberían enfocarse en los hábitos alimenticios en
general. Y que estos impuestos perjudican injustamente a los sectores de
menores ingresos de la sociedad que suelen ser los compradores mayoritarios de
estos productos alimenticios.