Boletín Trimestral de Coyuntura Agroalimentaria – nº 5
Fundación Cajamar
El último número de este boletín editado por Fundación
Cajamar asegura que las exportaciones se convierten en la mejor opción de
desarrollo del complejo agroalimentario español -agricultura, ganadería e
industria de los alimentos y bebidas.
El enfriamiento de la demanda interna condiciona el
desarrollo del sector agroalimentario en el primer tramo de 2012. La debilidad
de la demanda nacional, envuelta de nuevo en una fase de recesión, complica
enormemente el devenir del sector en el mercado nacional.
Los costes comienzan a mostrar síntomas de contención,
aunque muy por encima aún de la evolución de los precios, lo que implica que la
situación de las explotaciones agrarias se sigue agravando.
El número 5 de Coyuntura Agroalimentaria elaborado por la
Fundación Cajamar y disponible para libre descarga en su web profundiza en el
estudio de las principales variables de la agroalimentación española. Esta
publicación se dirige a todos los profesionales e interesados en el sector
agroalimentario.
Este informe asegura que el contexto internacional ha
mejorado en los últimos meses. Las previsiones del FMI de abril señalan en esta
dirección y aportan algo de tranquilidad al convulso momento económico. No
obstante, la situación de la Eurozona es una olla a presión en la que las
fuerzas expansivas de los gases están poniendo a prueba las paredes del euro.
No obstante, los gabinetes de análisis se muestran muy
precavidos con la valoración de estas revisiones alcistas y, sobre todo, con
las relativas a China cuya economía, aunque sigue creciendo con tasas robustas,
lleva meses desacelerándose, hasta el extremo de que la política monetaria del
gigante asiático ha cambiado de sesgo.
Los precios de las materias primas, que venían cayendo
durante casi todo 2011, parecen haber encontrado una nueva resistencia, que
podría estar señalando una mejora de la demanda de las mismas, aunque también
implica una cierta inflexibilidad de la oferta para incrementar su producción y
mantener unos precios bajos. La recuperación será a unos niveles de precios de
los insumos básicos de 2008, aún en plena fase ascendente del ciclo, lo que
dificultará la creación de riqueza.
En el entorno económico nacional no abundan las buenas
noticias. Casi todos los indicadores muestran tendencias negativas, salvándose
apenas la situación por la buena contribución de las exportaciones
industriales. La demanda nacional sigue en estado de shock, y es complicado que
se pueda superar esta situación a corto plazo, ya que el proceso de
desendeudamiento está resultando más costoso de lo inicialmente previsto y los
intensos recortes en el gasto público están pesando sobre la confianza de las
familias y empresas españolas. El circuito del crédito no se ha normalizado y
esta es una condición necesaria para comenzar a salir del atolladero.
Climatología y embalses
La evolución de las temperaturas durante los dos primeros
meses del año ha sido dispar. El mes de enero ha presentado valores muy
similares a los de la media de los últimos cinco años, mientras que los
registros de febrero han sido más bajos que en el periodo de referencia para el
conjunto nacional. Estos datos ponen de relieve la ola de frío que tuvo lugar
los últimos días de enero y principios de febrero. De hecho, en todas las
provincias españolas los registros han sido inferiores al periodo de referencia
en este último mes. Esta circunstancia habrá debido repercutir negativamente en
las producciones agrícolas. Las precipitaciones por su parte, han continuado la
tendencia a la baja comenzada a finales de 2011. La reducción de las lluvias ha
sido tal que durante el mes de febrero Extremadura, Almería, Cádiz, Huelva,
Castellón, Valencia, Huesca, Girona, Tarragona, León y Valladolid han
presentado registros medios inferiores a un milímetro por metro cuadrado. En
muchos cultivos el daño puede ser importante en producción, y en costes para
aquellos casos en los que se haya podido aportar agua de riego. Los ganaderos,
por su parte, se enfrentan a una situación de escaso pasto para el ganado y la
necesidad de comprar más pienso adicional para su mantenimiento el cual,
además, se ha encarecido por la escasez. Esta circunstancia afecta una vez más
a la estructura de costes y al margen de explotación de los productores.
Los datos publicados por el Ministerio de Agricultura y
Medio Ambiente respecto a la situación e los embalses nos muestran que durante
estos meses se ha pasado de superar la media de reserva de los diez últimos
años, a estar por debajo de la misma, concretamente en un 6,37%. La comparación
con respecto a los niveles del año anterior es todavía más acusada, del 25%.
Superficies y producciones
La superficie de cereales de invierno durante 2011 ha
sufrido un retroceso del 2,4%. Sin embargo, su producción final se ha
incrementado ligeramente en apenas un 1%, lo que ha puesto de manifiesto un
mayor rendimiento en dicho periodo, debido a las lluvias acaecidas durante ese
tiempo. En cuanto a los tubérculos, la extensión dedicada a su producción ha
aumentado para todas las variedades clasificadas por su temporalidad, excepto
para las de media estación en las que ha descendido un 6,7%.
Respecto a los cultivos industriales, se mantiene la
evolución al alza de las plantaciones estivales de remolacha, de manera que
éstas se han incrementado en un 19,5% en superficie y un 35% en producción.
También han crecido las hectáreas destinadas al cultivo del algodón, aunque de
forma más modesta. No obstante, las toneladas obtenidas por hectárea han
mejorado considerablemente.
La mayor parte de las hortalizas han presentado una
tendencia favorable en superficie durante el pasado año, salvo la lechuga, el
tomate y la berenjena. En todos los casos, los retrocesos no han sido muy
elevados, aunque la tendencia es muy significativa. Así las previsiones para el
año en curso no son muy halagüeñas. Las estimaciones de producción para este
año muestran incrementos en escarola y berenjena y retrocesos en tomates y
habas verdes.
La producción de cítricos en 2011 ha sido muy positiva para
el limón que ha aumentado un 15,4% las toneladas obtenidas; de hecho, ha sido
el cítrico con mejor comportamiento. Las toneladas cosechadas de pomelo se han
mantenido constantes con respecto a 2010. Naranjas y mandarinas, sin embargo,
han evolucionado de forma negativa, siendo las satsumas las que más han mermado
en términos de toneladas producidas.
Respecto al sector vitivinícola, es destacable que los
distintos segmentos analizados en relación al producto procesado han
evolucionado desfavorablemente, con retrocesos del 4,8 y del 1% para la uva de
vinificación y del vino y el mosto, respectivamente. La uva de mesa, sin
embargo, es la única que ha incrementado sus cifras de producción en un 20,8%.
Y en cuanto al sector del olivar no ha evolucionado de forma
muy positiva. Así, los datos muestran un ligero retroceso en la aceituna de
almazara, del 0,8%, que finalmente no ha tenido un reflejo en la cantidad de
aceite transformada. No obstante, la situación más desfavorable ha venido de la
mano de la aceituna de mesa que ha
descendido en un 17,0%.
La variación interanual del peso medio de carne durante el
mes de noviembre se mantuvo en términos positivos aunque inferiores a los de
los meses precedentes. Durante diciembre, dicha variación cayó hasta alcanzar
el signo negativo, con un 1,87% menos de carne disponible. No obstante, los
datos correspondientes al primer mes del año muestran una recuperación con un
porcentaje ligeramente superior al 1%. Así, la oferta de carne se ha recuperado
levemente, pero con escasas expectativas de una gran remontada, debido en gran
parte a la escasez de lluvias que está sufriendo el país, la menor cantidad
disponible de pasto y por consiguiente, el encarecimiento de la alimentación
animal.
Respecto a la oferta industrial, la tendencia mostrada por
el IPI de alimentos y bebidas sigue manteniéndose en los términos de meses
anteriores. Así, la de los alimentos continúa con un lento crecimiento (no
exento de numerosos vaivenes) y la de las bebidas se estabiliza. No obstante,
el comportamiento ya comentado del consumo nacional, complica el arranque de
año para estas industrias que, si quieren crecer, tendrán que buscar bien
nuevos mercados fuera de España, bien nuevos productos con demanda solvente,
cosa bastante complicada en un entorno de paro creciente y recesión económica.
La depresión de la demanda interna y las dificultades de financiación complican
sobremanera nuevas inversiones, por lo que el potencial de desarrollo de esta
industria se ve a corto plazo más vinculado a la exportación que al mercado
nacional.
La demanda, en estado de shock
La confirmación de la nueva entrada en recesión de la
economía española hace suponer que los componentes de la demanda nacional son
los principales factores que explican esta situación. No obstante, la demanda
de alimentos no es demasiado elástica respecto al precio, por lo que las
reducciones en este capítulo serán menores que en el conjunto de los bienes y
servicios. Lo que, desde luego, sí se espera que suceda y con altas
probabilidades es que sigan cambiando los hábitos de consumo de los españoles,
inclinándose aún más hacia las marcas blancas y concediéndole al precio una
mayor importancia en la decisión de compra. De aquí se deriva que también se espere
una mayor presión de los precios de venta hacia el productor primario, desde la
distribución minorista. La información de la que se dispone sobre la marcha de
la distribución de alimentos, pone de manifiesto que, a pesar de lo comentado,
la tasa de variación de las ventas en términos constantes parece evolucionar
favorablemente en entre el último tercio de 2011 y el primero de 2012, aunque
dicha mejoría es bastante menos notoria para el caso de las grandes
superficies. Como ya se ha mencionado, las presiones añadidas sobre el consumo
nacional van a condicionar el comportamiento de la demanda de los hogares. Es
muy probable que el canal HORECA siga cayendo y que parte de su consumo se
traslade a los hogares, aunque con un efecto neto total de una menor demanda.
Con respecto a la demanda de las industrias de la
alimentación y bebidas, es clara la tendencia a la desaceleración de la misma.
El enfriamiento de la demanda de consumo final está, en última instancia en el
fondo de este comportamiento. Como ya se ha comentado no parece razonable
esperar una mejora de la demanda interna nacional, por lo que las vías de
crecimiento sólo se pueden encontrar en la exportación. Habrá que buscar nuevos
consumidores para nuestros productos en mercados más lejanos.
El comercio exterior como salvavidas
El sector primario es el que peor comportamiento exportador
ha presentado hasta el mes de diciembre de 2011, de los diferentes componentes
agroalimentarios, con una variación interanual acumulada para el conjunto del
año del 3,9. El desenvolvimiento de la industria de los alimentos y bebidas ha
sido sustancialmente mejor, lo que sin duda está relacionado con la mayor
capacidad ésta para mantener sus precios e incorporar mayor valor añadido por
unidad física. Así, la industria de los alimentos exportó un 12,8% y la de las
bebidas un 16,8% en 2011 con respecto a 2010. No obstante, está por ver si las
distintas componentes agroalimentarias de la exportación siguen la tendencia
general para los meses siguientes, por lo que el pronóstico es que se producirá
una desaceleración de las exportaciones a los destinos europeos y, por ende,
del total, al menos hasta que en Europa comiencen a mejorar los niveles de
actividad y consumo de nuevo.
Los precios a la baja
Tras la aparente estabilidad mostrada por los precios
percibidos por los agricultores durante el verano de 2011, el final de año ha
supuesto un evidente deterioro de las cantidades cobradas por sus productos,
hasta el punto que tanto los precios agrícolas como los totales del sector
primario se encuentraban en diciembre con tasas negativas, es decir, con
precios ya decrecientes con respecto al año anterior. La excepción la ha
supuesto la ganadería, que seguía manteniendo unos crecimientos de sus precios
positivos y estables. Sin embargo, detrás de este comportamiento no hay razones
de demanda, sino de aumento de los costes de producción, ya que en los últimos
meses tanto el pienso como los insumos relacionados con los sumistros han sufrido
importantes crecimientos.
Por su parte, los precios de los alimentos procesados
continuaron con su ajuste, quedando su tasa de crecimiento en marzo en el 1,4%,
cinco décimas por debajo de la inflación general en el mismo mes (1,9%). Los
precios de las bebidas han seguido creciendo en el entorno del 2,5% (en marzo
fue del 2,6%), mostrando una clara resistencia a la baja, al contrario de lo
que sucede con el resto de bienes. Es muy posible que en los próximos meses la
contención de la demanda termine por lograr vencer esa resistencia, aunque la
llegada del verano aliviará la situación.
En los últimos meses, las diferencias entre los precios
pagados por los consumidores y los percibidos por los agricultores han tomado
una senda contractiva. Los precios ganaderos, en los que históricamente menos diferencias
se producen, se está produciendo una leve tendencia a la baja, con una
pendiente muy suave y en el entorno de los 3 euros. El comportamiento de las
diferencias en los precios agrícolas si está marcando una tendencia más clara
(esta serie mantiene una senda mucho más nerviosa que la anterior) a la baja,
aunque moviéndose todavía en niveles superiores a los de hace 12 meses.
Los costes alivian la presión
Con datos de diciembre de 2011, los precios pagados por los
agricultores han seguido una clara tendencia de desaceleración desde los
máximos alcanzados en los primeros meses del año. Las presiones crecientes de
la demanda y las consecuencias que sobre los productores primarios plantean han
terminado por afectar también a los precios de los insumos, aunque claramente
muy por debajo de las repercusiones sufridas por las cotizaciones de las
producciones primarias. Los insumos que más han contribuido a la tasa final de
los precios pagados en 2011 han sido energía y lubricantes (en línea con los
precios internacionales del petróleo) y fertilizantes, ambos por encima del
13%. La tasa final de los consumos corrientes fue del 4,4%, con sólo dos
componentes abaratándose con respecto a 2010: tratamientos zoosanitarios y
protección fitopatológica. Los bienes de equipo mantuvieron sus niveles de
manera bastante estable a lo largo del ejercicio, cerrando el año en el entorno
de la inflación general.
Con respecto a la mano de obra en las actividades primarias,
la mayor parte de los incrementos salariales se están alineando en torno al 2%,
aunque aún hay algunas labores que destacan incluso por encima del 3%, como es
el caso de la poda (4,9% con datos de abril), recolección de frutales y agrios
(3,4%) y recolección de aceitunas (3,4%). Lo previsible es que la tendencia a
la contención salarial se siga produciendo a lo largo de 2012.
En el caso de la industria alimentaria, el proceso de
contención salarial ya se ha producido, tal y como se recogía en anteriores
ediciones de esta publicación. En el caso de la industria de los alimentos, la
tasa interanual en diciembre de 2011 era negativa (por tercera vez en el
conjunto del ejercicio), poniendo de manifiesto la profundidad del proceso de
ajuste por el lado de los costes de las empresas del sector. Asimismo, en las bebidas,
aunque la tasa final del último trimestre de 2011 fue del 0,54% y, por tanto,
positiva, es evidente que se sitúa por debajo de las tasas correspondientes del
conjunto de la industria y del propio IPC, que nos sirve para evaluar en
términos reales estas variaciones.
El empleo se deteriora, pero menos…
Con datos desglosados también a marzo, se produce una
pérdida en los afiliados y un aumento del desempleo. En el primer caso, las
afiliaciones caen en todos los segmentos del complejo agroindustrial nacional,
si bien en el caso de la agricultura el movimiento es muy leve. En cualquier
caso, estos descensos están por debajo del que se ha producido en el conjunto
de la economía. Analizando la evolución del desempleo con una perspectiva
temporal podemos señalar que mientras que el ritmo de crecimiento del desempleo
primario parece tender a estabilizarse, en el resto de subsectores ha tomado de
nuevo una pendiente creciente, siguiendo el movimiento de la variable para el
conjunto de la economía.
En el entorno económico que se ha venido reseñando en este
documento previamente, las expectativas no son demasiado halagüeñas de cara a
la creación de empleo. La notoria debilidad de la demanda interna no va a
favorecer el empleo en los sectores, aunque las buenas temperaturas del
invierno condicionarán las necesidades de mano de obra en las labores de
recolección de los diversos cultivos. La industria, por su parte, se está
viendo afectada tanto por la debilidad interna como por el empeoramiento de la
situación en la Unión Europea. Por tanto, sus expectativas van a depender muy
claramente de la capacidad para adquirir cuota de mercado en las economías
emergentes, que son las que presentan un crecimiento más firme en los últimos
años.